Más de cuatro años de su vida gastaron María y Eduardo en un noviazgo aparentemente feliz, que se acabó cuando terminaron la carrera que estudiaron juntos. Fue como si hubieran agotado los temas de conversación que tenían en la universidad, para entrar en una competencia profesional que, lejos de dar trascendencia a su relación, marcaba territorios incompatibles.
Finalmente, Eduardo confesó que cuando se dio cuenta de que su noviazgo le reclamaba más formalidad, tuvo miedo de continuar, porque necesitaba tiempo para saber si María era la mujer con quien realmente deseaba pasar del resto de su vida.
Su caso es el de cada vez más parejas 'modernas' que huyen de la responsabilidad como del demonio, incluso, cuando ya tienen todo preparado para la boda. Quizás no supieron nunca que el verdadero amor no se traduce en 'sentir bonito' cuando se está frente a la pareja y que tampoco significa "estar de acuerdo en todo lo que se hace", porque cuando realmente se ama a alguien, se adquiere el COMPROMISO MORAL de ayudarlo respetuosamente a ser mejor, a que crezca como ser humano en todos los aspectos.
Finalmente, Eduardo confesó que cuando se dio cuenta de que su noviazgo le reclamaba más formalidad, tuvo miedo de continuar, porque necesitaba tiempo para saber si María era la mujer con quien realmente deseaba pasar del resto de su vida.
Su caso es el de cada vez más parejas 'modernas' que huyen de la responsabilidad como del demonio, incluso, cuando ya tienen todo preparado para la boda. Quizás no supieron nunca que el verdadero amor no se traduce en 'sentir bonito' cuando se está frente a la pareja y que tampoco significa "estar de acuerdo en todo lo que se hace", porque cuando realmente se ama a alguien, se adquiere el COMPROMISO MORAL de ayudarlo respetuosamente a ser mejor, a que crezca como ser humano en todos los aspectos.
No hay comentarios:
Publicar un comentario